Mientras crece, Camila muestra un comportamiento digno de quien carece de buen juicio. Sus constantes berrinches, su total irresponsabilidad a consecuencia de los mimos de su padre y una desmedida codicia, la conducen hacia insospechados niveles de ambición y marrullería. A manera de venganza, acaba siendo raptada, torturada y ultrajada por uno de esos clientes, quien resulta ser un hampón de cuello blanco.

Para salir del abismo producto de su propia invención, Camila tendrá que tomar decisiones radicales.